martes, 26 de septiembre de 2006

Discriminemos también a Leonor

Lo que es, como se pongan de acuerdo, que acabarán poniéndose, para el asunto de cambiar la Constitución de modo que lo que nazca no vaya a quitarle el momio a Leonorcita, conmigo que no cuenten. Tiene que haber un referéndum para eso, ¿no?, tenemos que votar si nos parece bien o no. Pues mi voto ya lo han visto. Un no como una catedral.

¿A cuento de qué viene ahora empezar a preocuparnos de que no haya discriminaciones en la monarquía? ¡Discriminaciones! "La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón...", dice el artículo 57 del invento. ¿Qué otra cosa es eso más que una gigantesca, fundamental e injustificable discriminación? Priva a todos los ciudadanos de un pais, con la excepción de uno solo y sus descendientes, de sus legítimas expectativas de llegar a ser Jefe de Estado. Coloca a unos pocos individuos, exclusivamente a causa de su nacimiento en una determinada familia, en situación de acceder a un cargo público - al más alto, de hecho - saltándose olímpicamente los principios, también constitucionales, de igualdad, mérito y capacidad, a los que todos los demás tenemos que someternos hasta para ser alguaciles del último ayuntamiento. Vulnera directa y abiertamente el artículo 14 del mismo texto, que pretende, pobre infeliz, que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento..." Si hay una palabra que se le ocurre a uno automáticamente cuando se habla de monarquía, esa palabra es "discriminación". Pretender purgar de discriminaciones a la monarquía es como pretender suprimir el huevo de la tortilla. Su esencia misma es la discriminación, y el único modo de acabar con la una es suprimir, directamente, la otra. Cualquier otro apaño a mi me suena a sarcasmo. Me hace el mismo efecto que si propusieran forrar de felpa el potro de tortura para evitar que el aparato sea cruel.

Y, en cualquier caso, ¿no es esa discriminacioncita - la de las mujeres de la familia real en favor de sus hermanos varones - la que ha hecho que sea Felipe el heredero, en vez de su hermana mayor? Si se hace el cambio de que ahora habla todo el mundo ¿por qué el próximo rey tendría que ser Felipe, y no la señora de Marichalar? Quede claro que me parece escandalosamente antidemocrático y por completo fuera de lugar que todo un texto constitucional se ocupe de los asuntos domésticos de una familia que debería ser tan particular como otra cualquiera; pero si vamos a enfrascarnos en la apasionante cuestión de cuál de los Borbones debe heredar el chollo ¿por qué debe molestarnos que el nasciturus pueda desplazar a su hermana mayor, si en cambio nos parece estupendo que Felipe haya desplazado a la suya? Eso es, también, discriminar a Elena en favor de Leonor. Por mí bien discriminadas están las dos, pero ¿cómo defienden semejante cosa los jeremías de la igualdad? Me pregunto. Pues con la misma cara dura con la que se atreven a mentar siquiera la palabra "igualdad" cuando están hablando de "monarquía", que es su exacta antítesis. Me respondo.

Personalmente me importa un rábano que las infantas presentes, pasadas o futuras se vean discriminadas respecto de sus hermanos. Me importa, desde luego, unos cuarenta millones de veces menos que verme yo, y el resto de españoles que no son Borbones o adláteres, mucho más discriminados aún respecto de los poquitos que sí lo son. Mucho más, porque a nosotros ni siquiera nos tocan los Consejos de administración, los Comités olímpicos, las sustanciosas participaciones vitalicias en el Presupuesto de la Casa y los restantes premios de consolación para infantes, príncipes, consortes, paniaguados para-reales y demás reyes frustrados.

Me niego a meternos en la carajera de una reforma constitucional para hacer una chapuza contradictoria que resuelva de mala manera un problema que no debería ni plantearse. Si hemos de ponernos a cambiar la Constitución, hagámoslo para cosas serias. Suprimamos el título octavo, por ejemplo, mandemos a las Comunidades Autónomas a tomar por do más disfruten. O, más importante aún, eliminemos la flagrante contradicción entre el artículo 14 y el 57 y carguémonos de una buena vez la absurda, antidemocrática y ofensiva institución monárquica.
Pero si vamos a dejar lo importante igual que está, mejor no cambiamos nada. Para chapuzas, con la que ya hay me sirve. ¿Que Leonor puede ser injustamente discriminada? Pues bienvenida al club. Que se aguante, como hacemos todos.