jueves, 23 de abril de 2009

Feliz San Jorge

Nunca le he tenido ninguna simpatía a la devoción por los santos. Me parece una desviación politeista y supersticiosa, sospechosamente cercana a la idolatría, del fundamental monoteismo que profeso. El entusiasmo milagrero, el culto de la personalidad y el beaterío mojigato que suelen acompañar a estas devociones son, a mi juicio, desviaciones pseudoreligiosas que resumen muy eficazmente lo peor, lo más alienante y lo más irreligioso de las muchas tendencias alienantes e irreligiosas frecuentemente escondidas, e incluso no tan escondidas, bajo el término genérico de “religión”.

Las pocas veces, además, que me ha dado por asomarme al género de la hagiografía, las vidas de santos me han parecido en general una cosa muy poco edificante y bastante más apropiada para despertar serias dudas sobre la fe que para lo contrario. Y, por si fuera poco, las últimas canonizaciones de la Iglesia le han dado la puntilla a mi precaria fe en que la canonización de alguien quiera decir algo. No quiero señalar, pero si determinadas personas han llegado a ser oficialmente santas, ser “santo” en ese sentido es algo que para mí ya no presenta el menor interés. (Viendo un altar, en concreto, que hay desde hace no mucho en una capilla lateral de la Catedral de la Almudena, de Madrid, se le quitan a cualquiera las ganas de estar en los altares.)

Hay un santo, sin embargo, uno solo, que siempre me ha caído bien: San Jorge, un ciudadano del que no sé nada –y no voy a mirarlo en Google, porque me gusta que sea así- más que dos cosas: que se le representa luchando contra un dragón y que hace algunos años, en algún arrebato de modernización y racionalización de los que de vez en cuando le dan a la Iglesia, normalmente sobre cuestiones que no le importan a casi nadie, un Papa, creo que Pablo VI, decidió eliminarlo del santoral, probablemente por considerar que su misma existencia era excesivamente legendaria y problemática.

Confieso que este último detalle halaga mi gusto por lo heterodoxo y lo marginal. Puestos a tenerle simpatía, que no devoción, a un santo, no encuentro otro mejor que uno del que no consta oficialmente la existencia real. Sobre todo si se considera cómo fueron algunos sobre cuya existencia real, lamentablemente, no puede caber la menor duda.

Pero lo que sobre todo me gusta es ver a un santo haciendo con gallardía, alegría y eficacia algo evidentemente útil. Tras tantas hazañas sombrías, inexplicables y tirando a masoquistas como me dejaron perplejo en mis pocas lecturas infantiles de vidas de santos, he aquí por fin una actividad “santa” que no se me aparece como ajena, abstrusa y antipática: matar dragones.

Porque los dragones existen, nadie me lo negará, y su exterminio es una tarea imprescindible, meritoria y muy gratificante. Todos, o por lo menos yo, llevamos dentro, agazapado, un dragoncito personal bastante temible, hecho de rutina, pereza mental, ignorancia, estupidez, miedo, conformismo, indecisión, falta de generosidad, tristeza, mal humor y pesimismo. Luchamos lo mejor que podemos contra él, con éxito desigual y normalmente lo más que consiguen, los mejores de entre nosotros, es mantenerlo más o menos recluído y limitado a eventuales rugidos y llamaradas, y eso en las épocas de bonanza.

Algunos de estos dragoncitos no son tan pequeños ni tan relativamente manejables y, como sus huéspedes no logran mantenerlos tan recluídos en sus respectivos interiores como sería de desear, convierten sus vidas, y de paso las de quienes no tienen más remedio que rodearles, en un desierto capadocio bastante inhóspito y desagradable de habitar.

Y está, por supuesto, el Dragón, especie de emanación colectiva de nuestros millones de dragones individuales, construido pacientemente a lo largo de siglos de historia con las aportaciones -unas más activas y emprendedoras, otras más inertes y consentidoras, pero todas necesarias- de cada uno de ellos; que se ha plasmado y tomado cuerpo en injusticias, explotaciones, prepotencias, desigualdades, miserias, torturas, represiones, mentiras, guerras, niños hambrientos e infelicidad humana en general, en buena parte institucionalizada, bendecida y consentida; y cuyo rostro feroz podemos contemplar todos los dias, los afortunados que no estamos directamente bajo sus garras, sin más que asomarnos al periódico o a la televisión, y podemos ver más directamente aún con solo que nos tomemos el trabajo de mirar a nuestro alrededor con los ojos adecuados.

Luchar, en la medida que cada uno pueda, contra todos estos dragones me parece una buena tarea, insoslayable si queremos vivir con cierta dignidad y la única por la que creo que se pueda merecer el título de santo, si este título ha de querer decir algo. Para emprenderla todos los patrocinios son pocos, y el de este Santo gentleman, deportivo, boy scout y experto en dragones a mí, en mi particular y modesta lucha contra los dragoncitos que más a mano me caen, me resulta especialmente alentador.

Si he de tener algún Santo Patrón, pues, me pido San Jorge.


ACTUALIZACIÓN: A sugerencia de Lansky, idólatra confeso, descarriado pagano, pero buen amigo, aquí está el San Jorge de la plaza del mismo nombre, en Cáceres. En una hornacina en la pared de la Iglesia de San Francisco Javier, mire usted por dónde.




17 comentarios:

  1. Como aproximación hagiográfica, esta tuya de San Jorge me ha resultado de lo más convincente. Porque, desde luego, tienes toda la razón en tu breve pero más que suficiente argumentación sobre la existencia de los dragones y lo meritorio de su exterminio. Si además le sumamos el patrocionio de este santo legendario sobre el libro, mis simpatías mo hacen sino multiplicarse. No estaría mal adoptarlo como santo de cabecera, en vez de evangelizadores de Cipango. Feliz San Jorge.

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  2. Si no llegas a nombrar a los Scouts me llevo un berrinche. A mi también me gustó siempre este santo, aunque nunca me había parado a meditar por qué. Tus razones me parecen muy buenas.
    Yo tengo dos preferencias particulares en el club de los tenidos por bienaventurados: San Antonio, por motivos puramente interesados, porque siempre me ha encontrado todo aquello que le he encomendado que buscase, y San Francisco de Asís porque era medio ecologista y, como ellos, me parece que estaba mas p'allá que p'acá. Recuerdo que en casa, cuando yo era pequeña, había un ejemplar de "Las florecillas de San Francisco" y aunque eran unos cuentos ingenuos e inverosímiles (o precisamente por eso) me lo hicieron muy simpático. Eso, y el verso de Rubén Darío que recitaba mamá de El lobo de Gubbio. Cuando decía eso de "no te acerques mucho, hermano Francisco". Y Santa Teresa, porque debía tener la cabeza como una peña. Me cae bien. En fin, con las ganas que yo tenía de conocer Capadocia, me la has puesto fatal. Me tendré que ir a Gandía, como siempre.

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  3. Comparto contigo mi desagrado por las vidas de santos (San Tarsicio es uno de los que más me horrorizan, el puto niñoo que no quería abrir la mano para soltar la hostia, y se la dieron a él) y ese horror es uno de los responsables de mi temprano ateismo. De ejemplares, poco esas vidas de sahumerio.

    Pero al revés que tú a mí me encantan más bien los politeismos (panteón griego más que el copión romano o el abstruso egipcio)con toques de panteismo; por eso me gusta, quitándole algo de ñoñería, Francisco de Asís, hermano lobo (buena publicación), hermana piedra, hermana puta...hermano dragón.

    San Jorge? Ni fu ni fa. Yo estoy de parte de los dragones, de las brujas y de los leones que se comen cristianos, y en contra del derecho canónico (aplicado a todos) y de la ley islámica (idem), de los burkas y de los atuendos medievales de nuestras monjas. Pero reconozco, hala, que de San Jorge me encanta la iconografía, especialmente un bajo relieve que hay en una plazuela del casco viejo de Cáceres. (¿Me he ganado un libro y una rosa?)

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  4. Miroslav, desde luego a mi este me cae mucho mejor que el energúmeno jesuita, que cuando se le metía algo entre ceja y ceja no distinguía amigo de enemigo.

    Cigarra, aunque los nombre al final de todo, te confieso que mi simpatía por este Santo, a la que luego le he buscado argumentos más objetivos, me viene precisamente de que sea el patrón de los scouts.

    Bah, Lansky, tu gusto por los diosecillos, por los dragones y por los leones devoradores de cristianos no son en el fondo, reconócelo, más que ganas de llevar la contraria. Te has ganado una coda de post y un idolillo barroco, ahí te los dejo.

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  5. Para nada, Júbilo, el monoteismo, por mucho que algunas tolerantes excepciones como la tuya no sean más que las confirmaciones de la regla, para mí implica una onubilación fatal que desvirtuaría todo el sentido que para mí tiene esta sagrada vida. Creo que ya hemos tenido esta discursión, así que si te parece. Y ponle tu un cirio al SF (Supremo Fascista)

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  6. Me parece, sí.

    Pero, lo diga quien lo diga, las excepciones NO confirman las reglas. Las cuestionan, en el mejor de los casos obligan a reformularlas y en los restantes, las invalidan. Lo de que la excepción confirma la regla me parece un claro ejemplo de tópico falso. No son muy frecuentes -los tópicos lo son porque suelen ser verdad- pero existen.

    ¿Para qué puede querer Obama un cirio?

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  7. Por muy pagano que yo sea no creo que Obama sea Dios, todo lo más su vicario en el Hemisferio Occidental.

    En física de partículas, las excepciones -Principio de Incertidumbre de Heisenberg- está contínuamente confirmando las reglas (principio de simulataneidad, de entropia, de electromagnetismo cuantíco)confirman las reglas; de hecho, no hacen otra cosa.

    Mi regla es; ser creyente de una opción particular, por muy liberal y matizada que sea, es una forma de ceguera y de estupidez. Mis Excepciones: todos mis amigos y la gente que me cae bien 'a pesar' de ser creyentes.

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  8. Ah, y gracias por la ilustración: como se puede comprobar el san jorge tiene pinta de capullo, apenas apto para ilustrar la etiqueta de una ginebra catalana; en cambio el dragón es total y guay, que dirían los jóvenes que hacen botellón en su torno

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  9. Lo de recurrir a la física subatómica y al Principio de Incertidumbre cada vez que se quiere probar algo flagrantemente contrario a la evidencia y al sentido común empieza a mosquearme. Sobre todo por la injusticia, solo los científicos podéis recurrir a ello. Me recuerda, de de hecho, al desparpajo secular de los teólogos, estableciendo según les conviene en cada momento las normas de un juego que solo ellos conocen.

    Lo siento, pero si en física de partículas las excepciones no hacen más que confirmar las reglas, eso solo me prueba que en física subatómica están aún todas las reglas por formular. Establecer una regla significa, exactamente, asegurarse de que no tiene excepciones. En la física de de partículas y en el cultivo de espárragos.

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  10. Lo siento, Jubilo, llevas razón. Lo que pasa es que era yo un tierno jovencito cuando de pronto una visión respladeciente me deslumbró y dio conmigo en tierra; cuando pude alzar de nuevo la vista una voz tronante me dijo: "somos los bosones y los quuarks y a partir de ahora creeras en nosotros y nos alabarás, al menos, una vez de cada dos, pues por eso somos probabísticos!!!" Y eso fue todo.

    Lansky desde el hiperespacio de Michio Kauku

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  11. Con todo y ser muy buenos los post de nuestro amado Júbilo, yo con lo que me río de verdad en este blog, es con los comentarios.

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  12. No sabes lo que celebramos hacerte reir, Cigarra. En realidad no escribimos para otra cosa.

    (Hasta he llegado a plantearme, para ser prácticos, suprimir los posts y dejar el blog reducido a los comentarios. La parsimonia con la que actualizo es un ensayo de aproximación a este ideal. Todo por que rías, como dirían Les Luthiers.)

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  13. En el poema de Rubén Darío, San Francisco le dice al lobo: "Que Dios melifique tu ser montaraz". No diréis que no mola la expresión. De pequeña no la entendía y ahora, que la entiendo, me parece una cursilería. En fin.

    Por cierto hablando de lobos, os recomiendo que leais el relato "El reincidente" de R. Sanchez Ferlosio, produce inquietud pero es realmente estupendo. Mola más que Rubén Darío.
    Os dejo un enlace. Ya me diréis lo que os parece

    http://www.manueltalens.com/rincon_de_chejov/cuentos/ferlosio.htm

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  14. El enlace estaba incompleto

    http://www.manueltalens.com/rincon_de_chejov/cuentos/ferlosio.htm

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  15. ¡A LA TERCERA!

    http://www.manueltalens.com/
    rincon_de_chejov/cuentos/ferlosio.
    htm

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  16. Per a mí també va ser una qüestió de feina, això sí, de manera indirecta. Senzillament volia alguna cosa per fer mentre anava de Sabadell a BCN i de BCN a Sabadell en tren. Així se’m va acudir això de comprar-me un mini ordinador (ja tenia excusa per fer-ho!!) i fer un blog, aleshores el problema va ser trobar alguna cosa sobre la que escriure…

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  17. Anónimo, mentre la trobas o no pots seguir escrivint comentaris al meu blog en aquest català teu que suposo un poc millor que el meu -no és difícil!- Però home, coméntame posts més recents, que aquests ja no els llegeix ningú ..

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