domingo, 13 de noviembre de 2011

Cosas que pienso –a veces– sobre (1)



Eduardo Falú, Ariel Ramírez, Los Fronterizos - El Churito

Como quizás hayan observado yo tiendo a enrollarme mucho al escribir, y nunca creo haber dejado clara mi opinión sobre una cuestión si no le he dedicado dos o tres folios de apretada escritura. En consecuencia mis posts tienden a ser largos, mucho más de lo que aconsejan los expertos en estas cosas, que aseguran que la vista de demasiado texto espanta a los lectores –aunque yo, por mi parte, pienso que un lector que se desanima por ver demasiado texto es una birria de lector, sin el que me paso tan contento–. Y como consecuencia secundaria, cuando sobre alguna cuestión mis opiniones no llegan a cubrir los dos o tres folios de rigor, la pobre cuestión en cuestión pierde toda posibilidad de protagonizar un post de mi blog, porque, claro, publicando como publico cada dos meses ¿cómo voy a sacar un post de quince o veinte míseras líneas? Un círculo vicioso, ya lo ven: como solo escribo largo, cuando no me sale largo, no escribo. Mal planteamiento.

Así que he decidido imitar el ejemplo de ilustres colegas e inaugurar un nuevo formato de post, ya me dirán ustedes qué les parece. Reúno unos cuantos esbozos de... (chorradas me parece poco respetuoso para conmigo mismo: digamos, neutramente,) ...elucubraciones sobre distintas cuestiones que alguna vez he escrito pero que no han alcanzado el tamaño medio de mis kilométricos posts, y los publico todos juntos bajo el título genérico de cosas que pienso sobre, por ejemplo,


los hijos.- Mientras no los tienes piensas que cuando los tengas los educarás a tu manera y les transmitirás tus gustos y tu forma de ver la vida. Pero cuando llega al mundo tu hijo de verdad, ese individuo  insolentemente convencido de estarlo inventando todo él, enseguida empieza a pasar de tu música, de tus libros, de tus puntos de vista –que discute con suficiencia desde los seis años– y de tus costumbres en general y tú, en vez de cabrearte y mandarle al cuerno, como sería lo lógico, te aficionas a su música, oyes sus historias, escuchas indulgentemente sus disparatados puntos de vista y vas amoldando imperceptiblemente, o no tanto, tus costumbres a las suyas. A esa particular forma de memez se la llama paternidad, y se considera una virtud.


los bolígrafos.- Casi nunca escribo nada a mano. Como bien decía Jardiel Poncela, para tener un carácter metódico y ordenado lo mejor es escribir a máquina (es la única consecuencia inteligente que nadie ha sacado nunca de la grafología). Y una vez inventado el procesador de textos, me parece la forma más cómoda y civilizada de escribir. Pero desde luego, si hay que escribir a mano –cartas y esas cosas que la gente ve con malos ojos recibir mecanografiadas– me decido vehementemente por la pluma. El bolígrafo roza desagradablemente el papel, interrumpe el flujo de tinta de modo autónomo y arbitrario, suele tener un color horrible y siempre termina perdiéndosele el capuchón, o atascándosele el mecanismo de meter y sacar la puntita. Y acabas teniendo siete u ocho en un bote, todos secos, mordidos o de tinta roja, algunos con publicidad de empresas inverosímiles, gestorías ignotas, restaurantes donde nunca vas a comer o partidos políticos a los que te avergonzarías de votar. Nunca los tiras, nunca los usas. Un invento espantoso, en líneas generales.


los jóvenes.- A veces me ocurre hacer, por ejemplo, cola en un Burger, rodeado de aborígenes de ese país extraño, la juventud, que tanto parece haber cambiado desde que yo mismo era uno de sus ciudadanos. No existo para ellos, su mirada me descarta tras el primer vistazo indiferente, y eso me permite una observación de campo amplia y cómoda: hablan como si yo no estuviera delante –para ellos no estoy, de hecho– y yo obtengo datos inmediatos, de primera mano. Impresiones directas del frente. Superada la primera sensación de extrañeza: las ropas, los modales, el idioma, que, de lejos y en bloque, los hacen casi alienígenas, vagamente hostiles, incluso, a mis ojos, descubro siempre, pero siempre con la misma sorpresa, no solo que yo fui efectivamente así, aunque no vistiera ni hablara exactamente como ellos, sino que eso que fui y que ellos son no es esencialmente distinto de lo que soy ahora. En cuanto me meto en la conversación, aparentemente abstraído en mi periódico o en la contemplación ceñuda del infinito, descubro las mismas emociones, las mismas ideas, los mismos mecanismos por y con los que nos movíamos mis contemporáneos y yo, y los extraterrestres ajenos se me vuelven de repente semejantes próximos e inteligibles. Hasta ahora no me ha fallado nunca: diez minutos de observación directa e inmediata no es que me regresen a mi juventud, sino que traen la suya a mi mundo y me la hacen comprensible y cercana. Acabo descubriendo que somos de la misma especie, básicamente iguales, con pequeñas diferencias de presentación, muy llamativas, pero de muy poco fondo. Fui igual que son, serán igual que soy.

 
el Quijote.- El problema con él es que a estas alturas es inseparable de su espesa aura de glosistas, vulgarizadores, panegiristas, estudiosos y parásitos en general. Siempre me he preguntado cómo lo leería un lector virgen, que no hubiera sido apabullado desde pequeño con los molinos, los gigantes, Dulcinea, la Mancha, Sancho, la Triste Figura, los odres de vino, ladran luego cabalgamos y con la Iglesia hemos topado (las dos últimas, por cierto, perfectamente apócrifas, pero incrustadas en el lote tan inextirpablemente como todo lo demás). Habitualmente leemos un libro y luego decidimos si nos gusta o no. Con el Quijote es imposible, lo leemos –los que lo leemos– sabiendo que nos tiene que gustar. Peor aún, sabiendo que no estamos, en realidad, leyendo un libro, sino cumpliendo un trámite formal que, a lo sumo, nos servirá para rellenar los huequecillos y dar cierta consistencia a la nebulosa quijotil con la que más o menos hemos nacido. Es un claro caso de alienación, de la que también pueden ser víctima los libros y que, en este caso, creo totalmente irreversible e irremediable.

 
la televisión.- Todo lo que existe de un modo medianamente público es a la vez dos cosas: lo que sea, en sí, y un contenido televisivo. Como suceso, acto, institución... tendrá cada uno sus propias leyes, su lógica y su proceso; pero como contenido televisivo tienen todos: terremotos, investiduras presidenciales, actuaciones policiales, debates parlamentarios, sorteos de lotería, bodas reales, riñas callejeras, misas solemnes, manifestaciones populares, partidos de fútbol, atracos con toma de rehenes, todos... que someterse a las leyes que regulan el comportamiento y la existencia de los contenidos televisivos. Ya no manda el cura en su misa, ni el presidente en su congreso, ni el atracador en su banco. Por encima de ellos están siempre el realizador y los cámaras, con una autoridad muy superior y que nadie sueña siquiera en cuestionar. A un bombero, por resumir, ya no le basta con apagar bien incendios y salvar bien víctimas de catástrofes: además, e incluso antes, tiene que ser "mediático", o sea, pegar bien en televisión.


mi blog.- Cuando yo era pequeño vivía en una calle comienzo de carretera nacional, por la que pasaban coches y camiones en abundancia haciendo un ruido de todos los diablos. En verano, con la ventana abierta por el calor, era ensordecedor. Recuerdo un día en que, tras el paso de un camión especialmente atronador que nos tuvo a todos medio minuto sin oír otra cosa que el rugido de su motor y el vibrar de los cristales, mi hermano mayor se asomó a la ventana y berreó a todo pulmón: ¡¡Aaaaaaaaa!! Y se quedó a gustísimo. Fue su respuesta a la Avenida de América. También él podía hacer ruido, hombre.

Lo digo porque yo escribo en mi blog por motivos bastante parecidos. Cuando el nivel de ruido exterior llega al punto crítico, desahogo con mi propio berrido la tensión acumulada, escribo un post tajante y me quedo más ancho que largo. Me ahorra horas de discusiones tediosas con tontos bienintencionados (con los malintencionados no me hablo) y me permite resumir en unas cuantas frases, de una sola vez, los cientos de puntualizaciones, distingos, refutaciones y puntos sobre las íes que me van surgiendo de la lectura del periódico, la escucha de la radio y el trato con mis semejantes (por llamarlos de algún modo, más quisieran algunos). Así me quedo tranquilo y me puedo dedicar a cosas serias con la mente despejada. Y, como diría Wodehouse, estoy un rato entretenido y no ando por los bares.

¿Comunicación? Bueno... Si alguien escucha, estupendo. Pero aunque no, yo me quedo igual de pancho, como mi hermano después del grito. He reivindicado mi derecho a formar parte de la batahola general. Y he ejercitado las cuerdas vocales, que se entumecen por falta de uso.

56 comentarios:

  1. Hijos: sí, Pigmalión era un solemne capullo y su imitación ha producido mucho dolor y pocos resultados buenos

    Bolígrafo: tu descripción parece la de un coito malo (perder el capuchón, meter y sacar…)

    Jóvenes: no estoy de acuerdo: el ser humano no crece y se desarrolla, sufre metamorfosis como los insectos o las ranas

    El Quijote: lo suscribo de pe a pa, o de ‘q’ a ‘e’

    Blog: ¿los distingues de hablar solo?, como esos enojados que van por la calle?

    ResponderEliminar
  2. Hijos: Me es imposible escribir tres líneas sobre este asunto desde mis vivencias. Sólo diré que envidio esa forma de memez tuya y que yo, mucho más estúpidamente, no quise o no supe vivir.

    los bolígrafos: Igual que tú, prácticamente nunca escribo a mano. Pero, cuando lo hago, mis preferencias entre la pluma y el bolígrafo son justamente las opuestas a las tuyas. Es más, casi todo lo que dices sobre éste se lo aplicaría yo a la pluma.

    los jóvenes: Quizá sí, quizá no, qué sé yo ...

    el Quijote: Lo he leído entero tres veces y multitud por fragmentos. La primera, allá hacia mis dieciocho años, totalmente condicionado por lo que bien dices. La segunda a lo largo de tres meses, en voz alta con mi hijo de dieciséis, disfrutándolo (ambos, eh) y saboreándolo despacio. La tercera, hace unos cinco años, con verdadero deleite íntimo.

    la televisión: Hace poco, en algún blog de cuyo nombre no puedo acordarme, leí que cada vez que se enciende la televisión un libro se suicida. Será que no me gusta sentirme culpable de los óbitos librescos.

    mi blog: O más bien el tuyo. Para no defraudarte con mi habitual comentario al respecto, te diré que ojalá tis necesidades de desahogo fueran más frecuentes. Mis motivaciones no son exactamente las mismas pero algo emparentadas sí que lo están. Simplemente, me apetece escribir(me) aquello que me interesa en cada momento.

    Y dejo constancia de que no tengo nada en contra, más bien al contrario, de los posts largos. La famosa sentencia de Gracián siempre me ha parecido una perfecta estupidez, ingeniosa sí. Prueba de ello es que probablemente sea la máxima favorita de los realizadores de televisión.

    ResponderEliminar
  3. Lansky: Sí, Pigmalión era un solemne capullo y su método un desastre, pero no quiero ponerme méritos que no me corresponden: yo no he sido Pigmalión porque no he sido capaz, mucho antes de plantearme si me parecía bien o mal. Bastante tengo con tratar de mantener en su sitio a mi Pigmalioncito...

    Te ha faltado señalar que el propio boli es un símbolo fálico y utilizar también mis alusiones al roce desagradable y a la interrupción del flujo en apoyo de tu enfermiza identificación. Háztelo ver.

    Precisamente de lo que va mi texto es de mi descubrimiento de que esas metamorfosis que también yo atribuía a los jóvenes son más aparentes que reales, y que por debajo hay una continuidad bastante reconfortante. Creo que si los trataras más tú también lo comprobarías.

    La diferencia entre escribir en el blog y hablar solo por la calle está nada más en que con lo primero te toman por loco los conocidos, y con lo segundo los desconocidos.

    ResponderEliminar
  4. Miroslav: Te digo lo que a Lansky, en este asunto he hecho -y sigo haciendo- lo que puedo, no lo que quiero, que ni siquiera tengo claro. No hay elección, ni nada que admirar.

    ¿No te gusta escribir a pluma? Lo habrás probado poco. La pluma y el lápiz me parecen las únicas formas civilizadas de escribir a mano. A pesar de lo cual, claro, la mitad de las veces lo hago con un Bic prestado...

    Pues yo no consigo nunca separar mis lecturas del Quijote, -creo que también han sido tres- de la enrarecida atmósfera quijotil que me rodea no bien abro el libro. Creo que el único posible paliativo es leer más Cervantes, para diluir.

    Me alegra no ser el único en pensar que Gracián era un cretino -bueno, a Borges tampoco le caía bien- y su sentencia una memez. De hecho la modifiqué hace ya tiempo para mi uso personal: lo bueno, si breve, brevemente bueno. De las cosas buenas, como tus posts, -o los míos- cuanto más, mejor.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Sí, claro, la misma 'continuidad' obligada que hay entre el renacuajo y la rana y la oruga y la mariposa.

    Y, por favor, Gracián no era un cretino, sino aragonés y reaccionario; a ver si dejamos esas cultureta de solapas de libros...En todo caso, como borges, era un genio y un cretino, como en menor emdida casi todos nosotros

    ResponderEliminar
  7. Vaya por Dios: la mala costumbre de adquirir mi cultureta en las solapas de los libros, costumbre que ignoraba tener hasta que tu sagaz diagnóstico me ha hecho comprender que sin duda así será pues tú lo dices, me impedía hasta ahora mismo darme cuenta de que ser aragonés y reaccionario impidiera ser, además, un cretino. Lo que tengo que aprender, no sé si podré encontrar una solapa lo suficientemente grande...

    ResponderEliminar
  8. No, ser aragonés y reaccionario no impide ser cretino ni lo contrario, ni yo he afirmado tal, sino que 1) no era cretino, y 2) era aragonés y reaccionario. eso por un lado. Por el otro, retiro lo de solapas de libros, forma bien extendida de adquirir cultura entre los que me incluyo, pero a que vos le pica con o sin ajos, pues nada, nene, se retira y hasta lo borro o lo borars si te place.

    Eso sí, tu vuelta de turca ¿razonamiento? aragonés/reaccionario/cetino es de los más toscos y tramposos que te había leído en mucho tiempo

    ResponderEliminar
  9. Salvo trolls especialmente malolientes, no borro comentarios de mi blog, no por respeto a la libertad de expresión sino a la integridad del mundo tal como es. Si incluye cosas como tus comentarios ¿por qué tratar de ocultarlo? Y, por otra parte tu comentario no tiene nada que me moleste, aunque creas haberme picado. Anda que no me has dicho cosas peores sin conseguir hacerme pestañear...

    "Gracián no era un cretino, sino aragonés y reaccionario..." No veo nada de tosco ni de tramposo en entender que lo que va tras el "sino" es la alternativa a lo que va antes, y que ambas se excluyen mutuamente. De hecho es así como suele usarse: "No me parece feo, sino bonito". "No es mi hermano, sino mi cuñado". Esta nueva forma tuya de usar el "sino", -"No soy francés, sino aficionado a la hípica y deudor de varios bancos"- me resulta, de hecho, bastante novedoso y más bien inusual. Sin duda es mi tosquedad o mi gusto por las trampas lo que me lo hacen ver así.

    ResponderEliminar
  10. Como gustes, aunque los dos sabemos (quiero creerlo) que el idioma es algo más que esa tosquedad equivalencia del 'sino' según vos y la agencia EFE, supongo. Ya no te contesto más que me aburro

    ResponderEliminar
  11. Muy de acuerdo contigo: lo mejor para escribir, el noble lápiz de grafito y la pluma de punto suave y caligráfico.

    Nuestros posts, efectivamente, son monólogos. A traves de lo que contamos y comentamos de otros, y por las fotos o avatares que elegimos se intuye bastante sobre la personalidad de cada quién. Y muchas veces he pensado que sería interesante añadir otro dato más: un muestra de nuestra caligrafía.

    No estoy TOTALMENTE de acuerdo en lo que cuentas de los hijos ni de la juventud actual.

    La tele está ahí. Se la mira a manudo.

    OK con lo de El Quijote. Lo leímos un poco forzados en el cole, le tomamos cierta manía, luego lo releímos con calma y saboreándolo, y todavía se relee con mucha admiración.

    Como he dicho en Lansky, tus posts son tus posts y deben ser como mejor te parezcan. Siempre interesan.

    ResponderEliminar
  12. Veo la foto de la Avenida de America y me pregunto: ... en serio ¿alguien puede creerse que Madrid ha mejorado un ápice desde entonces hoy?

    Fíjense en el dibujo del encintado de la acera, en su pulcritud. En los arbolillos de la mediana. Todo junto -algo tan sencillo, tan ingenuo, tan modesto, tan civilizado- compondría hoy en día la calle más bonita de la capital?

    En serio ¿alguien puede creerse que Madrid ha mejorado un ápice desde entonces hoy?

    J.Bluff (para servirle)

    ResponderEliminar
  13. Hola, Grillo. Muchas gracias por tu comentario. Tengo la impresión, a pesar de tu entusiasta arranque, de que lo único en lo que realmente estamos de acuerdo es en el gusto por lápices y plumas. Pero esa es la otra gran diferencia entre los blogs y los monólogos callejeros, que en los blogs puede haber quien te conteste y eso, aunque sea para llevarte la contraria, siempre da mucho gusto.

    ResponderEliminar
  14. Hombre, Bluff, qué alegría verte por este tu blog -retóricamente hablando, porque el tuyo propiamente dicho, según vi el otro día, ha desaparecido de La Coctelera, qué pena-. Sea usted varias veces bien venido.

    Piensas que la Avenida de América ha empeorado desde entonces, y eso que no te has dado cuenta de la principal pérdida experimentada: en la fecha de la foto vivía yo allí, y ya no. Eso sí que es deterioro.

    Si estás de acuerdo conmigo en ese punto, será el único en el que lo estemos. En casi todo lo demás que dices, como suele sucedernos en este asunto y en tantos otros, me temo que disentimos ampliamente.

    Yo creo, claro que sí, que Madrid ha mejorado varios ápices desde entonces. No especialmente en esta calle, que quizás estuviera más bonita entonces, -aunque el terraplén que se ve arrancar a la derecha era entonces un descampado bastante inhóspito y poco urbano que piadosamente el fotógrafo escamoteó de la vista- pero sí en general, en saldo global. Las ganancias, creo, compensan ampliamente las pérdidas, a mi juicio. Pero en fin, por eso yo sigo aquí y tú te fuiste a Barcelona...

    Por cierto, aprovecho tu comentario para hacer constar que la foto es de Manuel Urech y está sacada de este blog.

    ResponderEliminar
  15. Hombre Van, sólo discrepo en lo de los hijos, y digo que no estoy de acuerdo TOTALMENTE, (lo resalto con las mayúsculas.) Es decir, lo estoy en parte pero matizar en el deascuerdo podría resultar prolijo. Y lo de la juventud actual va de la mano.

    Sabes de sobra que tus posts me gustan una barbaridad y me los bebo.

    También yo, cuando escribo algo - hablando en voz alta, monologando - aprecio mucho que me contradigan, aunque agradezco también ser bien entendido y 'alabado'.

    A ver si viene mi copiloto y envío el nuevo que tengo preparado, como le digo a Lansky hoy.

    Ahí sí que voy a dar motivos sobrados para la crítica adversa.... o el cachondeo despanpanante.

    ResponderEliminar
  16. Hijos : Tengo sobrinos. Una especie de hijos. No es que me sienta como la tía Tula. Pero soy la tía Emma. Y tengo una reputación que mantener.

    Bolígrafos: En francés les llaman "Bic", como la marca que me gusta. Adoro escribir con bic azul. Aprieto mucho, todavía tengo callo en el dedo corazón recuerdo de mis tiempos de colegiala. Pero tienes razón en lo que respecta a los otros bolígrafos, no hay nada más deprimente que los bolis de propaganda, aunque me gustan los de las asesorías fiscales, me reconfortan, quizás porque el mundo cambia pero las asesorias fiscales de barrio permanecen.

    Jóvenes: cuando yo era joven y estaba en la cola del Burger sí que me fijaba en los invisibles, los miraba con curiosidad, quizá preguntándome "de dónde ha salido este?"

    El Quijote, me pusieron sobresaliente en el trabajo que hice en clase de lengua, cuando iba al instituto y nos obligaron a leerlo. No voy a decir que es una de mis asignaturas pendientes (ya he dicho que saqué buena nota jiji) la verdad es que me gustaría volver a leerlo, pero que no sea deliberado, que me pille por sorpresa... no sé cómo se puede hacer tal cosa.

    Y tu hermano gritando por la ventana contestándole al camión. Normal que no lo hayas olvidado. Me parece memorable.

    Estas reflexiones me han gustado mucho

    ResponderEliminar
  17. No te preocupes, Grillo. Que mis posts te gusten una barbaridad es perfectamente compatible con que no estemos de acuerdo. A mí me entusiasma la forma en la que alguna gente no está de acuerdo conmigo, y me aburre muchísimo la forma en la que otra gente lo está. Son cosas que no tienen nada que ver.

    (Pero me quedo con la curiosidad de saber en qué no estás de acuerdo con lo que digo sobre los hijos y con lo que digo sobre los jóvenes, que, por cierto, son también cosas distintas entre sí.)

    ResponderEliminar
  18. Hola, Emma. Con los sobrinos se puede tener una relación estupenda. Muy distinta que con los hijos. (Se me está ocurriendo que quizás tratar a tus hijos como si fueran tus sobrinos no sea una mala idea).

    De todos los odiosos bolígrafos, los humildes Bic son los que mejor me caen, y los únicos que uso. Me parecen, además, una obra maestra del diseño.

    Me sobresalta descubrir por lo que dices que algún joven de los que observo amparado en mi supuesta invisibilidad pueda, a su vez, observarme a mí. ¿Pero qué se han creído? Hasta ahí podíamos llegar.

    Lo de leer el Quijote por sorpresa es apetecible, pero, efectivamente, complicado. Avísame si descubres el modo.

    ResponderEliminar
  19. El Quijote no es un libro que uno se pueda poner a leer por las buenas; o al menos no se debe. El Quijote es un libro que hay que tener a mano, porque cuando menos lo piensas te lee él a ti. ¿Qué significa eso? Pues eso, tu lo ojeas, empiezas, sigues, y cuando te quieres dar cuenta, plas

    ResponderEliminar
  20. Sí, así como cuentas ha sido mi último intento de relectura quijotil -van tres y medio, pues, en realidad- pero no llegó a cuajar. Me pudo el aura esta de que hablo, una especie de rechazo electromagnético que me dificulta hasta el acto físico de pasar las páginas.

    Tendré que probar con el e-book y, de paso, darle un tiento a las novelas Ejemplares.

    ResponderEliminar
  21. Siempre tuve mala caligrafía y ahora apenas sé escribir a mano, nunca usé pluma y para bolis los japoneses con tecnología Rotring. Me avergüenza admitir que nunca leí el Quijote. Los hijos y los jóvenes necesitan tomar distancia para reivindicarse independientes. Los más jóvenes recibirán una gran herencia pero en uno de los peores momentos de la historia, por lo que les deseo toda la suerte del mundo, la van a necesitar. La televisión siempre me recuerda lo amorfo y detestable que somos tomados en masa. Por lo que conozco de tu blog y persona, me pareces una persona muy comedida que seguramente tendrá problemas gástricos (lo digo porque me parece insuficiente este desahogo tuyo, y es sabido que lo que no podemos ventilar fuera, lo ventilamos dentro). Creo que todos estarán de acuerdo en que tu prosa es todo un lujo, por su perfección pero también por la dosificación (de pasar hambre) a la que nos tienes sometidos (esto último es una reclamación injusta que te hacemos, pues aunque no publiques tan asiduamente como nos gustaría, sí que eres un activo comentarista.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  22. Hola, Atman. Te voy a perdonar lo de comedido en atención a lo de la perfección de mi prosa, que me ha llegado al alma. Y a que eres el primero de mis partenaires internéticos que reconoce mi abnegada labor de comentarista, y entiende que compensa mi parsimonia como bloguero.

    (¿Crees realmente que los más jòvenes recibirán una gran herencia? ¿Podrías enterarte, más o menos, de cuánto de ella le tocará a mi hijo y de si sería posible negociar un pequeño anticipo a cuenta?)

    ResponderEliminar
  23. ¡ ESO ES !
    Tratar a los hijos como si fueran sobrinos. Excelente idea.

    Creo haberlo hecho con el mío inconscientemente y el resultado ha sido bastante bueno. Fíjate que es él quien me ayuda con los posts, dibujos, fotos, etc.

    Tengo la sensación de que no los lee enteros porque entiende que es asunto mío. Y si los lee, el tío no dice ni pío a pesar de que a veces son raros. O sea, que me quiere como a un padre pero mantiene unas distancias exquisitas. ¿me explico?

    ResponderEliminar
  24. El símil, Vanbrugh, es que le hubieses dejado a tu hijo un chalet valorado en un millón de euros pero con la hipoteca sin cancelar.

    Es cierto, he sido descortés. No por decir que me parezcas mesurado (un característica universalmente apreciada), sino por suponer que no te desahogarías lo suficiente. Y siento haberlo escrito pues no tenía ni tengo motivo alguno para suponer tal cosa. Ha sido un desliz seguramente propiciado por lo que los psicólogos llaman “una proyección”, es decir: que ese es un defecto que me pertenecería.

    ResponderEliminar
  25. No te aflijas, Atman, ninguna descortesía. Y además es cierto que no me desahogo lo bastante. De momento no me sale por el estómago, ni por ningún otro sitio, que yo haya detectado. No sé por dónde me acabará saliendo.

    Así que lo de la herencia era un símil. Lástima, por un momento me hice ilusiones.

    ResponderEliminar
  26. Ese edificio alto que se ve al fondo de tu foto es uno que tenía (o tiene) el anuncio luminoso de Iberia ¿no?

    Realmente es muy curioso ver cómo ha cambiado, a peor, la fisonomía de tu calle.

    Leo y releo tu post; como suelo hacer siempre.

    ResponderEliminar
  27. Sí, Grillo, un anuncio de Iberia que se veía desde muy lejos, casi desde que se enfilaba Cea Bermúdez entrando desde la Carretera de la Coruña (más conocida entonces como Cuesta de las Perdices). "Vuele por - Fly - IBERIA", decía,alternando el "vuele por" y aquel misterioso "fli" que yo no sabía lo que quería decir. Y era para mí la señal, al verlo de lejos, medio dormido en el asiento trasero del 600, de que ya estábamos llegando a casa.

    ResponderEliminar
  28. Es verdad, yo también recuerdo muy bien el anuncio de Iberia.

    No entiendo como podéis preferir escribir con una máquina ; con lo cómodo que son el bloc de papel y el boli (que se desliza suavemente), el sillón con la prolongación para levantar un poco las piernas . Un acto sensual.

    No es lo mismo TENER que leer el Quijote que QUERER leer el Quijote.

    Ay, Vanbrugh ¡ qué mala memoria tienes !

    ResponderEliminar
  29. Hola, CC. El caso es que a mí me resulta mucho más cómodo escribir en este chisme, donde puedo intercalar, suprimir, añadir y modificar, no hay que tachar, ni tirar hojas, ni volverlo a escribir todo por haber cambiado una palabra. Y quedan todos tus escritos juntos, sin abultar, ni perderse, ni coger polvo, ni amarillear. Yo no lo habría inventado mejor...

    Pero es cierto, el deslizarse de la pluma o del lápiz sobre un papel es un acto sensual, muy placentero.

    ¿Mala memoria? No muy buena, desde luego. Según para qué cosas, en realidad, pero ¿por qué lo dices?

    ResponderEliminar
  30. A mí me gusta mucho escribir de vez en cuando una carta a mano con pluma estilográfica, o dibujar a lápiz, 2b o 4b, blandos, suaves. No así los bolis, ingratos, espúreos.

    Pero estoy con Vanbrugh en cuanto a la comodidad y versatilidad del PC, con facilidad para suprimir, añadir, recolocar textos, etc.

    De hecho, me pongo nervioso cuando veo esos folios manuscritos de tantos autores de antes: la letra apretada, textos entre líneas, fallos de tinta, borrones por exceso, flechas, anotaciones en los márgenes, tachones, etc.

    Debía ser agotador, bastante desesperante ¿no?

    Claro es que no conocían otra cosa y se aguantaban, pero qué pereza debía darles levantarse con nueva idea y volver a empezar o cambiar...

    ResponderEliminar
  31. A mí lo que me gusta es la tablilla de arcilla y el punzón o estilo. Anticuado que soy, y en general la epigrafía: me encanta escribir sobre el mármol de la clave de los arcos del triunfo, capullos

    ResponderEliminar
  32. LOS HIJOS. Creo que eso no es la paternidad. La paternidad no consiste en ir asimilando y aceptando como tuyos los gustos, actitudes y forma de ver el mundo de tu hijo.
    LOS BOLIS. Si eres bueno te regalaré un día un boli de calidad, de los que no echan pegotes. Verás qué bien se escribe con él.
    LOS JÓVENES. Puede que, en el fondo, haya cierta similitud, pero desde luego la visión del mundo de un joven depende enormemente del medio en el que viva, y el entorno de hoy se parece poco al de mi juventud.No me siento tan igual a ellos.
    EL QUIJOTE. Desde que leí por primera vez El Quijote, y cada vez más en cada lectura, me han importado muy poco todos esos tópicos que citas: los molinos, los odres...y no me han influido en nada ni me han impedido disfrutar más y más de ese libro maravilloso. Comprendería lo que dices si fueras extranjero y lo tuvieras que leer traducido, pero pudiendo disfrutar de ese lenguaje...
    LA TELE. Pues muy bien.
    TU BLOG. Toto tuo.

    ResponderEliminar
  33. Hola, Rinaldo. Bienvenido a este tu blog.

    Cuando a las seis y pico de la mañana advierto que la oscuridad de mi dormitorio empieza a verse tímidamente disipada por la tenue claridad que entra por la ventana, y digo "Es el amanecer", no creo que nadie tenga nada que objetar contra esa afirmación. Sin embargo, razonando como tú se me podría responder: "Eso no es el amanecer. El amanecer no consiste en un poco de claridad que entra por tu ventana." No sé si consideras, como yo, que esa respuesta sería una tontería, pero si lo haces tendrás que convenir en que tu comentario sobre la paternidad lo es también, y por los mismos motivos.

    Sin duda habrá bolis con los que se escribirá muy bien pero, si no te importa, yo preferiría que me regalaras una pluma, ese día que sea bueno que no sé cuándo será. O hasta un portaminas.

    Desde luego la visión del mundo, la de un joven y la de cualquiera, depende fundamentalmente del mundo que ve. No es difícil darte la razón en esta perogrullada. Pero al hablar de "visión del mundo" no me refería tanto al resultado como al proceso. Y el proceso, el mecanismo por el que los jóvenes de ahora ven -el mundo, o lo que sea- es básicamente el mismo que el mecanismo por el que vemos tú y yo, ahora y cuando éramos jóvenes. Eso es lo que creo y lo que he querido decir.

    Me alegra y me ilustra saber que te parece muy bien lo que he escrito sobre la tele. Me alivia, incluso. Temblaba de pensar que no fuera así.

    La opinión que manifiestas, suponiendo que eso que has escrito sea manifestación de una opinión, sobre lo que escribí sobre mi blog, me resulta, en cambio, más hermética. Quedo intranquilo, la verdad.

    ResponderEliminar
  34. Grrr, se borra todo. Otro intento :

    Yo también quiero una, y que sea de Montblanc, por favor.

    Vanbrugh, el año pasado, por Navidades, ya lamentabas (¿o fue Lansky quien te criticó por ello ?, no recuerdo (ja) muy bien) la escasez de tus posts. Yo te escribí que eso no importaba puesto que nos regalabas numerosos y largos comentarios donde destaca la sensatez ( o algo por el estilo, no recuerdo (ja) exactamente). Así que, Atman, quita, quita, que yo llegué antes.

    ResponderEliminar
  35. Pues tienes razón, C.C., debo de tener mala memoria, porque lo había olvidado. Ahora que me lo has recordado, me está sonando. De acuerdo, pues, Atman es el segundo y tu la primera de mis corresponsales que apreciáis como se debe la calidad y profusión de mis comentarios.

    ResponderEliminar
  36. ¿Y escribir el nombre en el suelo al mear?
    Grabar a navaja las iniciales propias y las de la novia dentro de un corazón en un árbol; cambiar un grafito callejero; poner ¡al carajo! en las papeletas del Senado en las elecciones; 'lávalo guarro' en el capó de un auto; garrapatear algo con el dedo en un cristal empañado; un 'felicidades' con la manguera de nata en un pastel de cumpleaños; etc. etc.

    ¿Olvido algo más?

    ResponderEliminar
  37. sí, Grillo, olvidas la más idiota: tatuarse el nombre de la novia (que luego et duro un mes más y el tatuaje toda la puta vida)

    ResponderEliminar
  38. Razón llevas, Lansky.

    Supongo que lo olvidé incluirlo..., porque eso de tatuarse me parece demasiado definitivo. Aunque ahora se puedan borrar. Se han puesto de moda y ves cada tatoo que tira de espldas.

    ResponderEliminar
  39. yonotengoningúnprimoquesellamejavier19 de noviembre de 2011, 3:30

    Saltando muchos años y más kilómetros entro en el 14 de la calle de tu foto: tarde de domingo en la que hacemos rosquillas de anís con tu madre. Yo busco entre los comics del cuarto de estar (entonces eran tebeos) los de Disney y Supermán, que en mi casa no entraban...
    Tu casa era para mí un país mágico: mi primo mayor (¡tan mayor entonces, y ahora somos iguales!) dibujaba chistes, ¡y se los publicaban!, todos cantabais como los ángeles, los horarios eran tan blandos como los relojes de Dalí... Grandes dosis de miel en el alma ya para siempre.
    Sobre el formato nuevo de post: tienes mis bendiciones. Lo encuentro ligero, dosificable y "tutti frutti": no tienes más que ver lo abundante y encendido de los comentarios para saber que estás en el buen camino.

    ResponderEliminar
  40. Hola, yosiquetengounaprimaquesellamacomotú, no sabes la alegría que me da ver un comentario tuyo, y encima diciendo esas cosas tan estupendas. Espero que frecuentes esta cada tanto o más que frecuentabas aquella, y con igual disfrute. Un beso.

    ResponderEliminar
  41. Repaso mi comentario y no encuentro en él ni agresividad ni descortesía. No entiendo por qué hay ambas cosas en tu respuesta. Si algo te molestó, te pido disculpas; no era mi intención

    ResponderEliminar
  42. Ya que estoy por aquí, te confesaré que a mí la paternidad me ha llevado a cometer crímenes tan inconfesables (que confieso porque soy un cínico y en el fondo me gusta mucho la imagen que da el haber tenido que llegar a los cincuenta años para hacer ciertas cosas) como escuchar a los Led Zeppelin, a los Rolling Stones, a los Who, y a los Doors, y otra cosas peores de cuyo nombre - hablando del Quijote - no quiero acordarme. Ya ves truz. Pero la verdad que quitando algunas pocas cosas que ya me gustaban antes, no he conseguido superar el nivel de aceptación resignada frente a los aullidos inhumanos de Robert Plant (solista de Led Zeppelin) y otros tales excesos de energúmenos similares. Y eso porque después me vengo con Silvio Rodríguez y cuando me siento muy perverso con los Chalchaleros y los Fronterizos.
    De los bolígrafos no digo nada, yo también prefiero con mucho el ordenador, porque cuando escribo a mano luego no entiendo lo que he escrito. Pero si algún vez, por un prurito estético, intento poner en uso alguna de las plumas estilográficas de variada calidad que poseo acabo indefectiblemente con los dedos negros. Los bolígrafos no escriben bien, pero las plumas son una porquería, todas llenas de tinta. Se podría hacer un paralelo diciendo que los bolígrafos son a las plumas como los cigarrillos a las pipas: menos elegantes pero más eficaces y sobrios. Yo lo de los bolígrafos de publicidad que dejan de funcionar lo he resuelto haciendo colección y ya tengo varias cajas llenas, debo tener unos setenta. Es una colección muy bonita, un día te la enseño, pero solo si vienes a mi casa, porque comprenderás qjue no la voy a meter en el equipaje cuando vaya a Madrid. Además tengo un bolígrafo Cross que me regaló hace muchos años, creo que el siglo pasado, una alumna a la que le dirigí la tesina, y escribe muy bien, es muy bonito y cuando no tengo más remedio que garrapatear algo a mano o firmar o cosas así uso ese. Si se pudiera te cargaría una foto, pero no se puede.
    Los jóvenes de los que me veo rodeado con mucha más frecuencia de la que desearía no me recuerdan en nada a mí y seguramente puedo afirmar sin temor a mentir que su lenguaje es radicalmente distinto del mío, pero ya tú te haces cargo de por qué digo esto. En el fondo, por muchos aspectos, sì que son igualitos, pero no a lo que yo fui sino a lo que creo ser todavía: a mí lo que me pasa más bien es que no acabo de darme cuenta de que tengo ya casi cincuenta y dos años y me sorprende que me traten de usted o que me manifiesten distancia de varias formas, cuando en realidad yo en principio me considero igual a ellos, o sea, no: me considero directamente uno de ellos. Ahora, que mejor vestido, eso sí. Pero eso tampoco eso me sorprende porque también me lleva pasando desde el principio de todo este larguísimo tiempo que llevo teniendo 18 años...
    Lo del Quijote sí que es un problema, pese a lo que diga Rinaldo (por otra parte qué va a decir del Quijote otro caballero errante...). Yo, que también he tenido que cometer la tropelía de releerlo muchas veces, he pensado más de una vez cómo podría ser leerlo con la mente en blanco, como lo leyó en 1605 un madrileño cualquiera que lo encontró por casualidad al pasar por delante de la Casa de Francisco de Robles, librero del Rey Nuestro Señor y al que el nombre de Cervantes vagamente le sonaba, ah sí, el tipo aquel que había escrito algo de teatro y ahora está manco y anda siempre por las tabernas jugándose a las cartas el dinero que no tiene. Por cierto, que hace algo de tiempo que no le encuentro; se habrá ido a Valladolid con la corte, como todos, no si está Madrid más muerto... Esa sí que sería una lectura filológica de verdad. Para meterse en ambiente, te recomiendo que lo leas en la edición facsímil de la primera o la segunda de la Biblioteca Cervantes Virtual, por lo menos no tiene notas... Está aquí: http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cerv/12371067559018288532624/index.htm

    ResponderEliminar
  43. Añado lo que no cabía en el anterior comentario (¿por qué un número tan cóncavo como 4.096?):
    Respecto al blog no sé qué decir: a mí más que asomarme a la ventana a gritar me gustaría tirar agua a los que se paran debajo de mi ventana a ventilar sus cuestiones a las tres de la mañana. No lo hago por la pereza de levantarme de la cama.

    ResponderEliminar
  44. Hola, Rinaldo. También yo releo mi respuesta y tampoco yo encuentro en ella nada agresivo ni descortés. Sin embargo tú sí dices haber encontrado ambas cosas, de modo que no puedo decirte sino que lo lamento, que no era mi intención y que te ruego que me disculpes. Lo único que si aprecio en mi respuesta es un cierto sarcasmo en los dos últimos párrafos, sarcasmo suave y al menos en mi intención, amable, pero sí deliberado, que creí adecuada respuesta -parece que me equivoqué, mis disculpas de nuevo- a lo que juzgué un tono ligeramente despectivo en tus correspondientes comentarios.

    Imagino que los intercambios internéticos nos están haciendo descubrir, con las zozobras y los pequeños traumas anejos a todos los descubrimientos, lo que nuestros mayores, más costumbrados a la correspondencia y a la comunicación escrita, muy probablemente sabían ya: que no siempre es fácil interpretar correctamente la intención y el tono de lo que se nos escribe, ni dar con el tono que permita interpretar correctamente la intención de lo que escribimos. Empeorado en nuestro caso respecto del de nuestros abuelos en que ellos eran más ceremoniosos y formularios escribiendo y nosotros tendemos más a lo coloquial, con el correspondiente aumento en el riesgo de expresarnos torpemente o ser malentendidos. En fin, lo dicho: tómate lo que quieras pero no te tomes nada a mal, porque no era mi intención.

    ResponderEliminar
  45. Hola, anónimo. Veo que me comprendes perfectamente y que estamos bastante de acuerdo en casi todo, excepto en lo de las plumas. Hay un sistema infalible para no acabar con los dedos negros tras usar una pluma: usar tinta azul. Y esa sensación de llevar muchísimo tiempo teniendo dieciocho años también la tengo yo, salvo que, por algún motivo, yo llevo muchos años teniendo veintitrés. Ahora resulta que te debo de llevar cinco.

    Te confieso que he estado un buen rato pensando de qué cuernos hablabas cuando te referías al 4096, número cóncavo, y hasta he releído mi post y algunos comentarios para ver si en algún lugar de ellos se nombraba tal número aunque yo no lo recordara. Como, aunque lento, no soy tonto del todo, he acabado cayendo en la cuenta de que debías de referirte a algún límite de palabras o de caracteres, más bien de estos últimos, que blogger te había impuesto, obligándote así a partir en dos tu comentario; y una vez enfilada esta prometedora pista, ha sido pan comido intuir que, binarios como tienden a ser estos cacharrillos para todas sus cosas, 4096 tenía toda la pinta de ser alguna de las potencias de 2 en las que gustan de colocar sus hitos más significativos: ya sabes, 256 bits, esas cosas. Y, en efecto: 4096 es 2 multiplicado por si mismo doce veces, lo que los matemáticos, como recordarás de los tiempos en que estudiabas en la casita perdida entre las frondas, llaman dos elevado a la duodécima -los más cultos; los menos, dos elevado a la doce.-

    Bueno, ya ves qué ratos de ameno cuanto inocente esparcimiento pueden obtenerse de una simple visita a mi blog: espero que haberlo comprobado así te estimule en lo sucesivo a frecuentarlo más. Cuento los minutos.

    ResponderEliminar
  46. Hijos: Es cierto que, después de unos años durante los que son monísimos y encantadores, de pronto pasan una fase en que dan ganas de acogotarles varias veces al día; pero un día de pronto les descubres tarareando una de esas canciones que a ti te gustan y ellos denuestan, o leyendo uno de esos libros que tu les recomendaste y ellos ignoraron despectivamente. Y haceis cosas juntos porque ellos quieren, no porque les obligues, y os lo pasais bien juntos, y todo. La vida, a veces tiene esos detalles.

    Los bolis: Es que hay que distinguir: no es lo mismo ese boli guarrete, de anuncio, que falla inevitablemente cuando necesitas tomar un recado con urgencia, que el bolígrafo con clase, escogido, de buena marca, al que se puede ser tan fiel como a una pluma, y como bien dice alguno de tus comentaristas, tiene la ventaja de no mancharte los dedos de negro (ni de azul) Tengo yo uno pequeñito, con mi nombre grabado, que va como una seda y que no se queda sin tinta en tan breve plazo como una pluma. Y que conste que siempre he adorado las plumas como objetos, pero ¡donde esté el procesador de textos, que se quite todo!

    Jovenes: pues me pasa un poco como a tu anónimo (pero no ignoto) comentarista que tiene que hacer el equipaje para ir a Madrid: yo siempre he visto a los jóvenes como algo comprensible, porque siempre me he sentido de 21 años. Lo que mas me gusta de mi trabajo es que paso el día entre jóvenes, y muchos de ellos, como compañeros de trabajo, me tratan de tu a tu y casi de igual a igual. Y está muy bien. Es algo que quita años de encima (¡por eso me llevas 2 años, en lugar de llevarte yo 6, como miente el calendario!)

    El Quijote: De acuerdo. Y además han conseguido que me de repelús todo lo que suena a símbolo del quijote. Aunque me encanta La Mancha

    T.V.: Sólo veo películas y documentales de animalitos y viajes. Algunos deportes (tenis, atletismo) y algunas series (los vecinos impresentables, Friends) Lo demás para mi no existe.

    Blogs: Creo que hay millones de motivos para escribir un blog, casi todos relacionados con el narcisismo. El tuyo es tan bueno como cualquier otro motivo, pero el resultado es notoriamente mejor que la mayoría. Así que, adelante con los faroles. Y me gusta el nuevo formato, pero también me gustaba el antiguo (Aquella historia de cómo se llevó el coche la grua...!)

    ResponderEliminar
  47. ¡Cómo echaba de menos las escaramuzas entre Lansky y Vanbrugh!
    Y el buen rollo de Miroslav.

    Totalmente de acuerdo con J.Bluff en su apreciación de los cambios de Madrid. No hemos hecho más que asistir impotentes (y pagando muchísimo dinero) a los desmanes crecientes de equipos municipales cada vez más prepotentes, ineptos y rapaces. Y este último ha puesto el listón tan alto, que no veo el momento de ver salir a Gallardón del cargo. Ojalá fuera rumbo a alguna cárcel. Pero no caerá esa breva. Esto pinta cada vez peor.

    No creas, Atman, si las cosas no han cambiado desde que yo conocí a Vanbrugh, hace ya bastantes años, su comedimiento le puede crear cualquier problema, menos desarreglos gástricos. Era de esos seres felices que esperabas que viniera a casa y abriera la nevera a ver si acababa con esos restos de comida que llevaban ahí varios días y todavía no estaban como para tirarlos, pero ya nadie se los quería comer... Todo le parecía bien, y todo le sentaba bien.

    Yonotengoningunprimoquesellamejavier: El comentario más bonito, sin lugar a dudas. Me has hecho sentir algo de esa miel que mencionas. No se si darte la enhorabuena o las gracias. O ambas.

    Anónimo transalpino. yo soy más diligente que tu: mas de una vez me he levantado de la cama para tirar agua a los mastuerzos que escandalizan en mi calle de madrugada. Da mucho gusto.

    ResponderEliminar
  48. Hola, Cigarra, se te echaba de menos por aquí, estás completamente echada a perder. Me alegro de que mi blog te guste. El nuevo formato es solo una posibilidad más, no ha venido a suplantar a los posts monotemáticos sino a complementarlos.

    ResponderEliminar
  49. Claro, Cigarra, qué fácil. En Madrid y desde un balcón alto, cualquiera. Pero si yo me pongo a tirar agua desde mi balcón en este pueblo dejado de la mano de Dios, que por no tener ni siquiera río tiene, como diría Federico (García Lorca ¿eh?), me arriesgo a que me peguen fuego a la casa o a que me pongan un ojo negro al día siguiente.
    Respecto a la pluma, puedo probar a usarla con tinta roja y así mis alumnos a lo mejor me respetan más, tomándome por un serial killer (porque seguro que, asnos como son, no se les ocurre pensar en Lady Macbeth). En cualquier caso, por esa falta de espacio condicionada por las potencias del dos, que no son las infinitas potencias de Dios, aunque suenen parecido (¿o era al contrario, que Dios no era potencia sino solo acto?)también se me quedó en el teclado lo que se podía decir sobre la certera reflexión acerca de la televisión: en efecto todo lo que se representa (y la televisión, para contar las cosas, las representa, no podría ser de otra manera) se desdobla al convertirse en signo y por convertirse en signo: una cosa se convierte a través de la representación (que es lo único que nos permite acceder a ella) en dos: el signo y su referente. Al referente, del signo no le importa un pimiento, pero el signo está sometido a las leyes de la particular semiótica (en el sentido en que lo usaba Barthes, o a lo mejor era Greimas, el querido amigo Algirdas, ya no me acuerdo) de la que forma parte: foto, pintura, película, crónica, cuento, novela, teatro o lo que sea. Así que la pantalla del televisor no deja de ser una cristalización -nunca mejor dicho- de la diferancia insalvable de la que hablaba el amigo Jacobo (o Jacques).
    Del blog no digo nada: está muy bien, porque así yo puedo escribir estas chorradas sin necesidad de hacer uno mío, que no sabría además qué escribir en él.

    ResponderEliminar
  50. ¿ya te llevo dos años, Cigarra? Cómo pasa el tiempo.

    Yo creo que todos los motivos para escribir un blog están íntimamente relacionados con el narcisismo. Bueno, casi todos, también están los que escriben un blog para coordinar las actividades del Departamento o para hacer publicidad de la empresa. Pero yo hablo de los motivos respetables y de los blogs que merecen tal nombre y esos o son narcisistas o no son.

    ¿Ves tenis y atletismo en la tele? Alabemos a Alá por la diversidad de sus criaturas. Tiene que haber de todo en este mundo...

    Anónimo exilado, ¿cómo va a confundirte nadie, asno o no, con Lady Macbeth? Creo que tienes una imagen idealizada de ti mismo. (Por cierto, ¿por qué se escribe MAcbeth, y no McBeth, como todos los demás Mac?)

    Hay una pequeña diferencia entre la televisión y otros fabricantes de signos: la televisión, más que representar las cosas que quiere contarnos, las reproduce. No sé cómo decirlo, el signo y el referente son la misma cosa, o coexisten en el mismo fenómeno, y el signo echa a empujones al referente del fenómeno en cuestión, lo desplaza y lo sustituye, de tal modo que al final no hay referente y signo, sino solo signo representándose a sí mismo en el acto de fingir ser un referente, algo así. En fin, yo lo tuve clarísimo el día que asistí a una Vigilia Pascual en una iglesia madrileña y resultó que la televisaban en directo: se acabó la liturgia, allí el que mandaba era el cámara, y el cura alzaba, consagraba y todo lo demás cuando se lo iban diciendo, y la ceremonia iba avanzando al ritmo que le mandaba el realizador, y los feligreses esperábamos del regidor las instrucciones sobre cuándo ponernos en pie y cuándo arrodillarnos. A punto estuvimos de tener que repetir el ofertorio, y no hubo pausa con bocadillo porque hubo suerte y la cosa se dio bien...

    ResponderEliminar
  51. Ay, Vanbrugh. Tu prima dices que cantabas como los ángeles, Cigarra que eras un glotoncete feliz… Yo creo que el náufrago que Grillo te regaló y que has adoptado para representarte, no te hace justicia. Apareces ahora en mi imaginación más parecido a alguno de estos dos angelitos que pintara Rafael.

    http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/25/Raffael%2C_Sixtinska_madonnan.jpg

    Hablando de Blogs y televisión, creo que los primeros son la antítesis de la segunda. Un Blog es creación personal, comunicación, investigación, y la red un nuevo mundo que está esperando a ser explorado. Me interesa de ese mundo virtual todo lo que en él hay de humano, pues tras cada terminación nerviosa (de esa red) hay un individuo (incluyéndome a mí mismo). La televisión por el contrario es un producto anticuado y terminado (no interactivo) que nos convierte en espectadores pasivos y evasivos.

    ResponderEliminar
  52. Glotoncete feliz... Hombre, me habría gustado más algo del tipo "alguien armoniosamente conectado con el Universo, tanto desde el punto de vista emocional como desde el intelectual y el físico...", pero reconozco que "glotoncete feliz" es más corto y viene a decir casi lo mismo... en fin...

    Completamente de acuerdo con tu diagnóstico sobre la televisión. Me parece un buen sistema para ver viejas películas buenas -pero casi nunca las ponen- y me río mucho con algunas series. El resto me parece perfectamente omitible.

    ResponderEliminar
  53. Que lo bueno si breve, dos veces breve.

    En realidad lo malo debería cuidarse de, al menos, no ser insoportablemente largo.

    Se reía un lama budista ¿Cómo es eso de pienso luego existo... si cuando pienso es que no existo?

    ResponderEliminar
  54. Hola, Chofer. Bienvenido.

    Un problema: lo malo cuenta entre sus defectos el de no saber que lo es. Es imposible, pues, que trate de no ser largo en atención a que es malo. Es muy probable, en cambio, que sea profuso y prolongado, convencido de estar siendo doblemente bueno. Como me pasa a mí. ...¡Dios mío!

    Yo debo de ser torpemente occidental y racionalista, pero entre el lama y Descartes, me sigo quedando con Descartes. A mí es que las evanescencias orientales...

    ResponderEliminar
  55. ¿las evanescencias orientales son esos cilindrines de arroz con un plástico negro alrededor que cuando los coges con los palillos se caen en el cacharrito de la salsa de soja poniéndote perdido de salpicaduras?

    ResponderEliminar
  56. Justo, Cigarra. Cómo se nota que has viajado.

    ResponderEliminar